Mystic Topaz by Pilar Pedraza

Mystic Topaz by Pilar Pedraza

autor:Pilar Pedraza [Pedraza, Pilar]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Fantástico, Terror
editor: ePubLibre
publicado: 2016-05-05T00:00:00+00:00


* * *

El chico tomó aquel horror en sus grandes manos sin inmutarse, como si fuera un nido, y lo subió con exquisito cuidado al lugar que le señaló la jefa. Ella extendió varias hojas de periódico sobre la mesa y le ordenó dejarlo sobre ellas y bajar al sótano de nuevo.

—¿Sabes lo que es, no? —me preguntó con cierto retintín cuando nos quedamos solas.

—Ni puta idea.

Lo que yo tenía ante mis ojos por primera vez en mi vida era una especie de enorme y aplastado excremento, tieso y momificado, del que parecían salir cabecitas y cuerpos de animales y patitas delgadas que habían pataleado hasta la muerte. Fijándome bien, vi un sistema radial de ratas muertas resecas, y en el centro los rabos enmarañados como un montoncillo de espagueti. En suma, una momia múltiple, horrible y patética, formada por animales enredados por el rabo, que habían muerto tratando de huir del nudo central.

Delirio parecía iluminada. En sus rizados cabellos negros brillaban chispas de luz como siempre que la encendía el entusiasmo. Estaba muy pálida y se mordía los encarnados labios observando, con las gafas-lupa de tres lentes que usábamos con las gemas, el misterioso objeto. Parecía una Medea o una Circe prerrafaelista en su refinado taller de brujería tecnológica.

—Esto es auténtico, Geles —⁠me dijo sin dejar de examinarlo⁠—, y vale un pastón. Solo hay uno semejante, aunque más pequeño, creo, en el Museo de Altenburg. El de Ciencias de Londres nos dará lo que pidamos por él.

—Pero ¿qué es? Parece una camada de ratones atrapada en una mierda.

—Es, querida Geles, un Rey de Ratas. Nunca he creído que se tratara de una leyenda, y aquí está la prueba. ¿Ves las ratas, ves que son reales, que murieron huyendo del centro? Porque en el centro sus colas se enredaron en un nudo inextricable, pegado con excrementos, sangre, tierra o suciedad, hasta resultar imposible de deshacer y cada vez más apretado cuanto más quisieron huir en distintas direcciones. Estas cosas se tenían antes por diabólicas. Se decía que cuando en un lugar, ya fuera sótano, alcantarilla o caverna, había un Rey de Ratas, protegido por el demonio Belfegor, las demás ratas alimentaban a las que formaban el nudo, que por imitación de las arañas aprendían a corretear pegadas, si bien no podían llegar muy lejos.

—Dios sea loado.

—Hasta ahí la leyenda. Pero, como ves, no se trata solo de una patraña medieval. Las pocas veces que se han hallado fortuitamente ejemplares como este, que no son un fraude, se ha organizado un gran revuelo en la prensa y los medios científicos. Yo no quiero líos. Sé con quién contactar. ¿Ves? Si Guarino Guarini hubiera querido hacernos la chapucilla que le pedía, podríamos habernos repartido el «tesoro», je, je. Pero más puede el demonio por cabezón que por arquitecto, y ahora esta maravilla de la naturaleza es nuestra por derecho de usucapión.

—¿Disculpa?

—Digo que este Rey estaba en nuestros cimientos y nos corresponde porque lo hemos encontrado y recogido nosotros.

«Usucapión» me pareció una palabra



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